El miedo y los negocios
Por: Juan Manuel González C.
El miedo comenzó siendo algo positivo en las sociedades prehistóricas, salvaba a nuestros antecesores de peligros como los depredadores, las inclemencias del tiempo y otras amenazas colaborando así en la supervivencia de la especie. A medida que las sociedades fueron evolucionando, las teorías sobre los temores fueron modificándose paulatinamente, siendo utilizadas en muchas ocasiones por los grandes poderes para controlar a las masas y moldear las poblaciones a su antojo.
En la actualidad, lo que siempre está presente en todos los negocios es la incertidumbre y la incertidumbre provoca miedo, temor. Frena el avance, nos angustia el día a día. No importa si somos empresarios o empleados o trabajadores, nos afecta por igual, aunque sea en diferentes niveles organizacionales.
¿Cómo le hacemos para perder el miedo ante la incertidumbre? Debemos empezar por definir a qué le tenemos miedo, que es lo que nos está frenando. Hay miedos que son comunes en los negocios. Miedo a lanzarse por un puesto más alto, miedo a no elegir bien la empresa en la que queremos trabajar, miedo a quienes sentimos que son nuestra competencia, nos da miedo vender, no ser capaces, miedo a no estar bien preparados, y muchos más.
Incluso tenemos miedo a hablar del miedo en muy contadas ocasiones nos atrevemos a decir “Tengo miedo a…”. Porque sentimos que está mal visto, porque se percibe como debilidad y fragilidad y por eso no hablamos de ello. Está mal visto hablar de nuestros miedos. Más no por dejar de hablar de ellos en público nuestros miedos se van a ir, estarán presentes en cada uno de nosotros todos los días e incluso pueden crecer con el paso del tiempo.
Los miedos, hasta cierto punto son normales, no hay emprendedor, alto ejecutivo, gerente, empleado o trabajador que no los experimente. Los miedos existen porque somos seres humanos con emociones y tenemos expectativas, pero la mayor parte de las veces, los miedos están agrandados en nuestra mente. El miedo, igual que el estrés, es algo que nos sucederá en determinados momentos. ¿Lo dejamos que tome las decisiones por nosotros, o lo manejamos para dónde queremos?
Necesitamos darnos cuenta de los miedos que tenemos, ponerlos en palabras, ver cómo me están frenando día a día y finalmente liberarme de ellos.
Las cosas salen mejor cuando las hacemos con el método adecuado. Debemos definir algunas cosas para vencer el miedo:
1) ¿Qué es aquello que hoy NO estás haciendo por miedo? Enfrenta esta pregunta, contéstate con toda sinceridad. Piensa qué es lo que NO estás haciendo porque tienes miedo a las consecuencias.
2) ¿Qué es lo peor que podría pasar si lo hicieras? Si hicieras eso que no estás haciendo ahora por temor, ¿qué es lo peor que puede pasar? Lo verdaderamente peor.
3) ¿Qué tan probable es que eso suceda? Seguramente no es tan probable como creías, ¿verdad?
4) ¿Qué tan posibles son otros escenarios distintos? Qué tan posibles son otras situaciones.
5) Si ocurriera el peor escenario, ¿qué podrías hacer al respecto para minimizar las consecuencias o volver a tu situación anterior?
Si hicieras eso que no estás haciendo por temor. Si ocurriera lo peor de lo peor y tu peor pesadilla se hiciera realidad, ¿Qué harías? ¿Qué podrías hacer para tratar de contrarrestar un poco las consecuencias negativas?
6) ¿Qué decidirías hacer para volver a tu situación anterior, o salir de esta situación negativa?
Al final nos damos cuenta de que no debemos evitar hacernos las preguntas importantes incluso, al hacerlas la mayor parte de las veces nos damos cuenta de que nada es tan grave como pensábamos. Y descubres que ninguna posible consecuencia es tan determinante o fatal como creías.
Al hacerte las preguntas anteriores ¿Notaste que hay cosas que no estás haciendo por miedo, pero si las hicieras lo más probable es que nada malo pase, sino todo lo contrario? ¿Sentiste un alivio y una sensación liberadora al ver que, en el peor, pero peor de los casos, puedes hacer algo al respecto y que todo esté bien?
Estas preguntas sirven para dimensionar las consecuencias y ver que muchas veces estamos auto boicoteándonos por miedos que no tienen fundamento real. Por monstruos que creamos, por no hacernos las preguntas importantes. Todo eso que no estás haciendo hoy por miedo, tiene más potencial de traerte buenos resultados y aprendizajes que el no hacerlo y estancarte.
¡Todos tenemos miedos, hay que animarse a hablar más de ellos y ayudarnos a transformarlos en combustible y no en frenos! El ser humano, desde que tiene conciencia de tal, ha tenido una serie de sentimientos innatos, y uno de ellos, y quizá sea una de las características principales para su supervivencia, siempre ha sido el miedo.
Limitador y beneficioso por igual, el miedo ha sido el culpable de guerras e incultura, y a la vez, inspirador de arte y colaborador para nuestra supervivencia. Hagámosle frente y usémoslo a nuestro favor.