La edad, el mundo laboral y el optimismo
Por: Juan Manuel González C.
De acuerdo con información de la OIT, más de la mitad de los trabajadores mayores de 50 años ha experimentado algún tipo de discriminación laboral por su edad, actitudes que van desde la negativa para una contratación hasta la pérdida de empleo en recortes de personal.
En la sociedad actual, la discriminación por edad, conocida como “edadismo” -discriminación por razón de edad, especialmente a las personas mayores o ancianas- persiste como una barrera significativa en el mundo laboral. Esta discriminación se manifiesta en la forma de prejuicios y estereotipos negativos hacia las personas mayores de 50 años, lo que dificulta su empleabilidad y limita sus oportunidades en el mercado laboral.
En el contexto laboral, esto se traduce en la negación de oportunidades de empleo, promoción o formación debido a la edad de un individuo. Los estereotipos asociados con el edadismo incluyen ideas erróneas sobre la capacidad de aprender nuevas habilidades, adaptarse a tecnologías emergentes o mantener altos niveles de productividad.
El impacto del edadismo en las generaciones actuales es significativo. Con el aumento de la esperanza de vida y la necesidad económica de seguir trabajando más allá de la edad tradicional de jubilación, más personas se enfrentan a la posibilidad de discriminación laboral debido a su edad. Esto no sólo afecta la estabilidad financiera individual, sino que también tiene ramificaciones en la economía en general.
Adicionalmente, la propia percepción personal sobre el envejecimiento puede influir de forma negativa en las personas. Las estadísticas respaldan estas afirmaciones. Según un informe de la Comisión Europea, sólo alrededor del 46% de las personas entre 55 y 64 años estaban empleadas en 2020, en comparación con más del 73% de las personas de 25 a 54 años. Además, el informe encontró que el desempleo entre los trabajadores mayores tiende a durar más tiempo en comparación con otros grupos de edad, lo que subraya las dificultades únicas que enfrentan al buscar trabajo.
Jubilados, pero trabajando. En México, poco más de los trabajadores activos manifestaron su disposición a seguir trabajando a tiempo completo o parcial, una vez que se hayan jubilado, según la encuesta de HSBC en China, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Honk Kong, India, Malasia, México, Reino Unido y Singapur.
Al preguntarles ¿Para qué seguirían trabajando?, 70% contestaron “para mantenerse comprometido y activo”, el 51% también dijo que “para seguir desarrollando habilidades” y el 58% dijeron “para aumentar la seguridad financiera.
Al preguntarles ¿Qué harán después de la jubilación, 37% contestó “dejar de trabajar”, 34% dijo “trabajar tiempo parcial”, 17% dijo “trabajar tiempo completo y “12% aún no han decidido.
Pero, independientemente del edadismo, las personas mayores de 50 años enfrentan el reto de ser positivos y entusiastas respecto a la edad. Los expertos confirman que una mentalidad positiva está asociada con un buen envejecimiento. Un estudio publicado en el año 2002 y reconfirmado el año pasado, mostró que quienes tenían creencias positivas sobre el envejecimiento vivieron 7 años y medio más que quienes tenían opiniones negativas al respecto.
La investigación ha encontrado que una mentalidad positiva hacia el envejecimiento está asociada con presión arterial normal, una vida generalmente más larga y saludable, y un riesgo reducido de demencia. La investigación también indica que las personas con una percepción más positiva del envejecimiento son más propensas a tomar medidas preventivas para su salud, como hacer ejercicio y tener una vida activa, lo que, a su vez, les puede ayudar a vivir más tiempo.
Efectivamente, no podemos detener el paso del tiempo, pero tampoco tenemos por qué temer que pase. Sin embargo, los estereotipos negativos sobre envejecer están por todas partes, y asumir creencias negativas sobre el envejecimiento puede afectar nuestra salud. Becca Levy -profesora de epidemiología y de psicología en la Universidad de Yale-, escribió el libro Rompe los límites de la edad: Cambia tus creencias sobre el envejecimiento y vive más y mejor. Dicha publicaciónexplica con mucha claridad los fundamentos de estas afirmaciones.
Los resultados científicos de la doctora Becca Levy brindan asombrosas revelaciones sobre la conexión entre la mente y el cuerpo: muchos problemas de salud que antes asociábamos exclusivamente al proceso de envejecimiento, como la pérdida de memoria, el deterioro de la audición o los problemas cardiovasculares -incluso el deterioro de la fuerza, el equilibrio, la resistencia y la elasticidad-, están influenciados por nuestras creencias negativas sobre la edad. Por los estereotipos adquiridos, creemos que es normal el deterioro físico y mental de las personas al envejecer.
Con resultados de su investigación, de su propia vida y de experiencias que surgen tanto de la cultura de masas como del sector empresarial, la doctora Levy demuestra que la manera en la que pensamos sobre la edad afecta a todos los aspectos de nuestras vidas, Becca nos presenta una gran cantidad de testimonios de personas fascinantes que se han beneficiado de pensar en la edad en términos positivos.
Le pido a los lectores que hagan una prueba a alguna persona conocida o a un familiar: pregúnteles ¿Cuáles son las cinco primeras palabras o frases que te vienen a la mente cuando piensas en una persona mayor? Pídale que las escriba. Eche un vistazo a la lista. ¿Cuántas palabras o frases son positivas? ¿Cuántas son negativas? Si resulta como en la mayoría de las personas de nuestra sociedad, lo más probable es que la lista incluya varios aspectos negativos. Veamos dos respuestas reales, una de un amigo que se dedica a la venta de autos seminuevos, de sesenta y nueve años: “Senil, lento, enfermo, gruñón y terco”. Y la de Juana Alicia, una mujer de ochenta y dos años: “Sabia, amante de la música, lee cuentos a los nietos, camina mucho y es amable”. Estas dos visiones contrapuestas reflejan la amplia variedad de creencias sobre la edad que predominan en las diferentes culturas y que determinan cómo actuamos con nuestros parientes mayores, cómo organizamos nuestros espacios vitales, cómo distribuimos la atención sanitaria y cómo formamos nuestras comunidades. En última instancia, esas creencias también pueden determinar el concepto que las personas mayores tienen de sí mismas, la calidad de su audición, su capacidad de recordar, y cuántos años viven.
La mayoría de la gente no se percata de que tiene ideas preconcebidas sobre el envejecimiento y, sin embargo, todo el mundo, en todas partes, las tiene. Desafortunadamente, la mayoría de las creencias culturales dominantes sobre la edad son negativas. Si analizamos esas creencias, descubrimos cuál es su origen y cómo funcionan, tendremos una base sólida para cambiar no únicamente las ideas negativas del envejecimiento, sino la manera misma de envejecer.
Las creencias sobre la edad son mapas mentales de cómo esperamos que se comporten las personas mayores en función de la edad. Esos mapas mentales, que a menudo incluyen imágenes mentales, se activan cuando nos fijamos en alguien. Pero, en realidad no existe un umbral de edad establecido para definir quién es una persona mayor. En realidad, no existe ningún marcador biológico que identifique cuándo ha llegado una persona a la vejez. Esta es una de las razones por las que las creencias sobre la edad, con sus expectativas asociadas, son tan poderosas: definen cómo experimentamos nuestros últimos años.
Las creencias sobre la edad son expectativas sobre las personas. Como la mayoría de los estereotipos o atajos mentales, las expectativas son el producto de procesos naturales e internos que comienzan cuando somos bebés como una forma de clasificar y simplificar la abrumadora cantidad de información y estímulos que recibimos del mundo. Pero también son el producto de fuentes sociales externas, como los amigos del colegio, las películas o las redes sociales, y el edadismo que opera en esos ámbitos.
El libro Rompe los límites de la edad presenta técnicas fáciles para mejorar nuestras creencias sobre la edad y lograr así una sociedad justa en la que no se nos discrimine sistemáticamente por nuestra edad. Es hora de que todos nos replanteemos el envejecimiento y la doctora Levy nos muestra cómo hacerlo.
Fuente de referencia: Becca Levy. Libro Rompe los Límites de la Edad.