Evolución tectónica de la faja volcánica transmexicana hacia el Cuaternario, durante el Pleistoceno y Holoceno

Por: S. Bazán Barrón

Resumen 
Se describe la evolución tectónica de la Faja Volcánica Transmexicana a partir del Mar de Tethys, al final del Paleozoico cuando se fracciona la Pangea. El Mar de Tethys implicó intenso desgaste continental durante el mesozoico, para iniciar su cierre estructural E-W hacia el Mioceno, mediante una mega sutura de desgarre, de las secuencias precámbricas primigenias de la corteza que la limitan estratigráfica y tectónicamente.

La fuerza motriz que genera la actividad volcánica en la FVTM, parte de la apertura oceánica de la dorsal del Mid Atlantic Ridge, trasmitida hacia los bloques arqueano de la parte oriental del Continente Americano. La energía de expansión origina  eventos de subducción marina en el territorio de México hacia el poniente, que reacciona en sentido opuesto con fuerzas acumuladas, desde la trinchera del Mar Pacífico, fraccionada en las placas Rivera y Cocos. La fuerza cortical se disipa y colapsa, para originar el vulcanismo activo en la FVTM y los terremotos sísmicos periódicos del occidente de México, que incrementan su intensidad con el tiempo, con efectos hasta el Holoceno.

Para comprender la naturaleza tectónica de la FVTM, se describe la sucesión Precámbrica integrada en nueve supergrupos litoestratigráficos, desde que se generó la Tierra como planeta hacia los 4500 Ma, consistente en las 9/10 partes de la historia de la corteza. La sucesión parte del Grupo Los Alisos basal, con potencia de más de 4 Km de paragneis litorales de cuarcitas y grauvacas, producidas por las primeras lluvias torrenciales hacia los 4350 Ma, que drenaban a los primigenios riftings de apertura oceánica de la corteza. El Grupo Los Alisos se debe al levantamiento por subducción marina Laramide, en dirección poniente, desde la trinchera de Chicontepec-Vista Hermosa-Palenque.

Con la petrología de la FVTM del Pleistoceno y Holoceno, dividida en tres partes mediante xenolitos, fragmentos y muestras de rocas volcánicas, sedimentarias y metamórficas, reportadas por publicaciones de gran número de investigadores, se identifican los cambios litológicos del basamento. Hacia el oriente, el vulcanismo asimila rocas ultramáficas del Escudo Mexicano del arco del Supergrupo Pápalo del Arqueano. La parte central expresa un vulcanismo mixto de rocas toleíticas del manto, mezcladas con rocas de la corteza por fuerzas de tensión, de naturaleza calco alcalina, alcalina y andesitas orientadas: E -W, como N-S y NW-SE. La parte occidental, destaca por el incremento de la sílice de carácter calco alcalino y alcalino en basaltos, andesitas, dacitas y riolitas en la cima de la Sierra Madre Occidental, asimiladas de la propia corteza.

El Holoceno comprende la última época del Cuaternario para los últimos 12,000 años, con desarrollo del Homo Sapiens que afecta la biodiversidad con extinción de la flora y fauna, como principal depredador del planeta, con graves daños ambientales de los pobladores. Abarca desde las primeras civilizaciones, la exploración y los grandes avances culturales, científicos e intelectuales. Implica la gran degradación ambiental con abundantes desperdicios de basura nociva y la apremiante escasez del agua. El dilema, radica en que no se toman medidas de control para el desarrollo urbano y las medidas para las regiones sujetas a eventuales desastres naturales. Imperan los cambios climáticos, con deshielos y la subida de los niveles marinos. Las placas tectónicas afectan los continentes con intensos sismos y del vulcanismo, debido a la subducción marina y continental, a partir de variados bloques precámbricos dispersos durante la Pangea, que dio origen al Mar de Tethys, precursor de la Faja Volcánica Transmexicana.

Se concluye que en la FVTM existe una posibilidad catastrófica latente y continua hacia el territorio de México, sobre todo para la ciudad de México, con riesgos y sin reformas urbanas. No debemos soslayar desastres en los próximos 10, 100, 1000 y 10,000 años, para considerar la población conurbada del Valle de México, con más de 22 millones de habitantes y de otra importante población de 30 millones en los estados aledaños, distribuidas en la Faja Volcánica Transmexicana. En los próximos 100 años habrá cambios fisiográficos y morfológicos que modificarán el relieve topográfico, mediante variados sismos, actividad volcánica, lluvias huracanadas, deslizamientos, sequías, socavones, fallas, presas, urbanismo, guerras, carreteras, contaminación ambiental y de excesiva basura que drena hacia los mares, directamente vinculados con el hombre de pronóstico reservado para el Holoceno que habitamos. Si se consideran las condiciones de hace dos siglos para el territorio de México y sus pobladores, se desprende la explosiva polución y cambio en periodos tan cortos, con la escasez de agua, como vital líquido de supervivencia en el Holoceno.

Introducción
Actualmente, la International Stratigraphic Chart, (2008) y Gibbard, Philip y Heard, Marín, J. (2009) consideran al periodo Cuaternario como la parte superior de la Era Cenozoica, cubriendo al Neógeno, consistente del Mioceno y Plioceno con edades de 23.03 y 5.33 millones de años respectivamente. Por tanto, el Pleistoceno se inicia hacia los 2.59 Ma. y culmina con el Holoceno que abarca los últimos 12,000 años hasta el presente, relacionado con la distribución histórica del hombre.

La evolución tectónica y origen de la Faja Volcánica Transmexicana (FVTM) fue documenta por Bazán y Bazán-Perkins (2019-2020-2022), como una mega sutura y cierre de desgarre, para la apertura oceánica del Mar de Tethys hacia el final Paleozoico, al fraccionarse la Pangea.Estructura que ha sufrido durante el Jurásico y Cretácico, la destrucción y desgaste erosivo de la corteza precámbrica por unos 300 km. El cierre estructural por colisión de bloques en la FVTM se inicia hacia el Mioceno, para quedar tectónicamente limitada al Norte y Sur, por las secuencias primigenias de la propia corteza, identificadas mediante la sucesión estratigráfica del Precámbrico, desde el Hadiano (4,600-4,000 Ma). (Fig. 1).

Por datos paleogeográficos y litoestratigráficos reportados por Bazán-Perkins y Bazán (2019-2020-2021-2022), se destaca que, durante el Cretácico Inferior, la apertura oceánica del Mar de Tethys se extendía del E. al W. en el territorio de Mexico por más de 3,500 Km, de su apertura oceánica para comunicar el Océano Atlántico con el Mar Pacífico. Por tanto, debido a la compresión Laramide de bloques en la placa de Norteamérica, ahora constituye la sutura y gran cierre de desgarre de la Faja Volcánica Transmexicana (FVTM) durante el Plio-Cuaternario y hasta el Holoceno. En ella, habitada por más de 55 millones de personas con diversos animales y otras especies distribuidas en 14 estados. (Fig. 2)

Figura 2.

Litoestratigrafía 
Para comprender la naturaleza de la FVTM y los límites estratigráficos y tectónicos que implican su distribución geográfica al Norte y Sur,  Bazán Perkins, y Bazán Barrón (2019-2020-2021-2022), la describen en forma sintética mediante la sucesión litológica siguiente: Parten del hecho de que la historia litoestratigráfica del Precámbrico, representa las 9/10 de la corteza, integrada en siete supergrupos con extensas discordancias oblicuas y tectónicas, desde el Grupo Los Alisos basal como una plataforma continental primigenia del Supergrupo Guanajuato del Hadiano (4350-3900 Ma), que implica y drena al Gran Rift tipo MORB del Supergrupo Zihuatanejo. Sobre el anterior, suprayace el Arco Insular del Supergrupo Pápalo (3900-2600 Ma) del Arqueano, seguido del Supergrupo Zimatlán (3600-1800 Ma) del Geosinclinal El Rosario del Paleoproterozoico. Continua el Supergrupo Acatlán (1800-1000 Ma); prolongación meridional del Belt-Purcell Supergroup del Oeste de Canadá. Asimismo, del Supergrupo Telixtlahuaca (1500-1000 Ma) con intrusiones gábricas del arco volcánico del Subgrupo Vigallo de 1120±20 Ma, afectadas por metamorfismo regional progresivo en la facies de granulita, anfibolita y esquistos verdes de la Orogenia Oaxaqueña (1250-900 Ma) y culmina con el Supergrupo Caborca del Neoproterozoico (1000-541 Ma), que representa el final del Proterozoico, para el inicio del Paleozoico, parte basal del Fanerozoico. 

Es importante mencionar que las rocas del arco del Escudo Arqueano y las volcánicas del Gran Rift de la Faja Estructural Cananeana del Hadiano, cubren más del 80% del territorio de México. (Fig. 3)

Figura 3. Distribución de la corteza del arqueano continental, durante la pangea del final del paleozoico, que implica la distribución del escudo arqueano.

Dentro de esa sucesión estratigráfica y debido a la colisión del cierre por desgarre lateral derecho del Mar de Tethys, se genera gran actividad volcánica que Demant (1878, 1979, 1981), Nixon, G. T. et. al. (1987), Verma, S. et. al. (1988), Suter, M. et. al. (2001), Márquez, A. et. al. (1999), Quintero-Legorreta, O. (2002), Gilbert C. M. et. al. (1985), y Márquez, A. et. al. (1999), Velasco-Tapia y Verma (2001) consideran que se incrementa en intensidad hasta el Holoceno, con unos 12 aparatos aún activos en la actualidad.

Esto es, que el contacto estratigráfico y tectónico de la geosutura de la FVTM,  hacia el bloque meridional del Mar de Thetys, se representa por el Supergrupo Zihuatanejo (4250-2600 Ma), del Gran Rift tipo MORB, de la costa occidental de México. Asimismo, por las cuarcitas litorales y de plataformas marinas del Grupo Los Alisos en Tehuitzingo, Puebla y por el arco volcánico del Supergrupo Pápalo del Arqueano, seguido de las secuencias sedimentarias del Geosinclinal de El Rosario del Supergrupo Zimatlán del Paleoproterozoico, expuestas en la Sierra de Juárez y del Supergrupo Acatlán del Mesoproterozoico.  Por tanto, el contacto del bloque septentrional con la geosutura de la FVTM consiste del Grupo Los Alisos del Supergrupo Guanajuato (4350-3900 Ma), aflorante en la Meseta de Cuatralba de la Sierra de Guanajuato. Asimismo, por el arco vulcano del Supergrupo Pápalo (3800-2600), compuesto de rocas komatíticas y peridotitas basales de greenstone belts, picritas, basaltos, del Escudo Arqueano Mexicano, cubiertas por secuencias de la Nappa de la Carbonera del Mesoproterozoico. 

De la referida sucesión estratigráfica y cronológica de la Sierra de Guanajuato, se identifica al Grupo Los Alisos como parte basal y origen de la corteza, consistente en una potente plataforma de más de 4 Km de paragneis cuarcíferos de gran dureza. Consisten de una cuña clástica marginal al Gran Rift, Tipo MORB de la Faja Estructural Cananeana, del Supergrupo Guanajuato del Hadiano (4600-4000 Ma), del occidente de México. Por tanto, subyace en discordancia tectónica bajo greenstone belts de naturaleza komatítica del Supergrupo Pápalo del Escudo Arqueano Mexicano, documentados por Bazán-Perkins y Bazán (2006-2011-2016-2019-2020-2021-2022). Su importancia radica en que constituye la secuencia basal más antigua reconocida en la corteza, derivada por erosión de las primigenias lluvias en la Tierra hacia los 4350 Ma. El Grupo Los Alisos primigenio y basal, aflora debido al colosal levantamiento por subducción marina Laramide, en dirección poniente, desde la trinchera de Chicontepec-Vista Hermosa-Palenque. (Fig. 4)

Figura 4.

Marco Tectónico 
La fuerza motriz que genera la actividad volcánica en la FVTM ha sido documentada por Bazán Perkins y Bazán (2016-2019-2021-2020-2022), al proponer que la energía parte de la fuerza lateral ocasionada por la apertura oceánica del Mid Atlantic Ridge, como una dorsal y cordillera marina de unos 14,000 Km. de longitud. Los efectos se transmiten hacia el poniente en los bloques del escudo arqueano, distribuidos en las islas y costas del Mar Caribe y del Golfo de México, mediante eventos de subducción marina. Por tanto, la corteza del fondo oceánico del Mar Pacifico fraccionada en las placas Rivera y Cocos, reaccionan en sentido opuesto para acumular energía que se disipa y colapsa, para originar el vulcanismo activo en la FVTM y los terremotos sísmicos que son comunes periódicamente en la parte occidental de México. (Fig. 5)

Bajo esas circunstancias tectónicas, Bazán-Perkins y Bazán (1994, 2018, 2019, 2022) advierten dos importantes fuerzas motrices que implican tectónicamente el vulcanismo y los terremotos sísmicos seculares que acontecen en el territorio de México, derivados de la apertura oceánica del Mid Atlantic Ridge. Asimismo, Bazán y Bazán-Perkins (1989, 1991, 1992, 2020, 2022) consideran que la fuerza principal, consiste de los empujes hacia el NNW ocasionados por la Plataforma de Yucatán del basamento arqueano en subducción marina bajo la Sierra Madre de Chiapas. La otra fuerza, proviene de los empujes en dirección poniente, de los macizos del  del Escudo Arqueano Mexicano, distribuidos en las costas del Golfo de México, que implican sustancialmente la gran actividad volcánica de la FVTM que incrementa su intensidad con el tiempo, con efectos hasta el Holoceno (Figs. 4,5 y 6).

Figura 5. La Dorsal Volcánica: Mid Atlantic  Ridge.

Un meritorio estudio para conocer el incremento de la intensidad tectónica y actividad volcánica en la FVTM, sería fechar la secuencia de los variados aparatos cineríticos, derrames basálticos y edificios volcánicos andesíticos y riolitas de los últimos 200,000 años. No debemos soslayar que la actividad volcánica basáltica de naturaleza toleítica proviene del manto, mezclada con secuencias de la propia corteza, para dar origen a basaltos alcalinos. También de los colosales edificios volcánicos de carácter andesítico calcialcalino, como de los piroclásticos de ignimbritas de composición riolítica, que derivan de la mayor o menor profundidad de la corteza misma, a partir de calderas que asimilan rocas volcánicas, metamórficas y sedimentarias de la corteza. 

Figura 6.

Es decir, que el basamento precámbrico implica rocas del arco volcánico del Supergrupo Pápalo del Arqueano con rocas komatíticas y cuarcitas del Grupo Los Alisos, integrado por paragneis cuarcíferos del Hadiano de cuñas clásticas marginales al Gran Rift tipo MORB de la Faja Estructural Cananeana del occidente de México. Además, de las potentes secuencias del Paleoproterozoico, Mesoproterozoico y del Neoproterozoico, que en conjunto representan las nueve décimas (9/10) de la historia litoestratigráfica de la corteza. Por consecuencia, el Eón Fanerozoico es producto litológico y erosión del Eón Precámbrico basal. (Figs. 1 y 2).

Petrología del Pleistoceno y Holoceno
De los estudios estratigráficos y tectónicos de varias aportaciones petrológicas que configuran la naturaleza de las rocas volcánicas y vulcanosedimentarias y metamórficas, distribuidas como xenolitos y de líticos fragmentados, se interpreta el origen de la estructura de la FVTM. Las numerosas contribuciones reportadas, comprende a toda la estructura volcánica, la que aparece dividida para la parte oriental, la central y de la occidental, que implican marcados cambios litológicos, debido a la variada constitución del basamento regional. Los datos aparecen documentados por Bazán y Bazán-Perkins (2010, 2019); Mooser (1975),Cantagrel, J. M. y Robin, C. (1979), Demant, A. (1978, 1979), Demant, A. y Robin, C. (1975), Gilbert C. M. et. al. (1985), Suter, M. et. al. (1992), Suter, M. et. al. (2001), Gómez Tena, A. y Carrasco Nuñez, G. (2000), Márquez, A. et. al. (1999), Quintero-Legorreta, O. (2002), Márquez, A. y De Ignacio C. (2002),  Negendank, J. F. et. al. (1985), Tabochall, H. y Werle, D. (1985), Rodriguez-Elizarrás, S. (1995), Nixon, G. T. et. al. (1987), Nixon G. T. (1989), Verma, S. P. y Nelson, S. A. (1989), Velasco-Tapia y Verma (2001),  Verma, S. A. y Hasenaka, T, (2004), Wallace, P., and Carmichael, I. S. E. (1999) entre muchos más. (Fig. 7)

Las características litológicas interpretadas mediante xenolitos y muestras de rocas volcánicas representativas hacia la parte oriental comprenden peridotitas, dunitas, hornblenditas, serpentinitas, gabbros y komatitas principalmente, derivadas de extensos bloques ultramáficos del Supergrupo Pápalo de Escudo Mexicano del Arqueano. Estas rocas ultrabásicas comúnmente aparecen en más de 30 intrusivos diapíricos de fibras asbestíferas, serpentinitas, talcos y cuarzos, consisten de silicatos de actinolita, grunerita, antofilita, crisotilo, crocidolita, y tremolita, emplazados durante la tectónica Laramide y documentados por  Bazán y Bazán-Perkins (2010-2019-2020) a lo largo de la Sierra Madre Oriental. Hacia la parte central que comprende la Sierra del Ajusco-Chichinauhtzi, la Sierra Nevada del Iztaccíhuatl y del Popocatépetl, incluyendo la Sierra de las Cruces y Nevado de Toluca, implican rocas máficas de carácter toleítico del manto, volcánicas calco alcalinas, alcalina y andesitas de la corteza misma, orientadas:  E-W, como N-S y NW-SE. Respecto a las rocas basálticas de Michoacán, Jalisco y Colima, se destacan cambios por el incremento de la sílice para expresar un carácter calco alcalino y alcalino en basaltos, andesitas, dacitas y riolitas en la cima de la Sierra Madre Occidental, asimiladas de la propia corteza. (Fig. 7)

Figura 7.

Con respecto al carácter estructural y petrológico, Demant, A. (1978- 1979) hace una importante interpretación sobre las rocas volcánicas que conforman la FVTM, al señalar que los conos cineríticos y derrames orientados E-W, en su gran mayoría son de naturaleza basáltica toleítica. En cambio, los grandes edificios y calderas volcánicas orientadas con patrón N-S son de carácter andesítico, como acontece con el Pico de Orizaba, Cofre de Perote, la Sierra Nevada del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, el volcán Ajusco, incluyendo la Sierra de las Cruces y Nevado de Toluca. Estas estructuras volcánicas y calderas se deben a fallas ortogonales de desgarre, emplazadas por grandes volúmenes de rocas andesíticas, asimiladas de la propia corteza, en fracturas Norte-Sur por esfuerzos de tensión, ocasionadas por los movimientos diferenciales hacia el poniente y lateral derecho de la FVTM.

Gran número de análisis isotópicos sobre edades de los volcanes acontecidos durante el Pleistoceno tardío, han sido fechados por Cantagrel, S. A. y Robin, C. (1979), Gilbert C. M. et. al. (1985), Negendank, J. F. et. al. (1985),  Márquez, A. et. al. (1999), Nixon, G. T. et. al. (1987), Nixon G. T. (1989), Verma, S. P. y Nelson, S. A. (1989), Tabochall, H. y Werle, D. (1985), Suter, M. et. al. (1992), Suter, M. et. al. (2001), Quintero-Legorreta, O. (2002),  Rodriguez-Elizarrás, S. (1995),  Verma, S. A. y Hasenaka, T, (2004), Wallace, P., and Carmichael, I. S. E., (1999) mediante datos radiométricos y por el estado de erosión que exhiben. Grosso modo se valoran con promedios estadísticos de aparición entre 3 a 4 volcanes en la FVTM, cada 10,000 años. Esta estimación para edades tardías del Pleistoceno, nos aproximan a la eventual aparición de 30 a 40 nuevos volcanes para los siguientes 100.000 años en la FVTM, que resultan eventualmente catastróficos para los habitantes que la cubren.

Respecto al vulcanismo reciente, Velasco-Tapia y Verma (2001) basados en una investigación de edades confiables reportan resultados exhaustivos, geocronológicos y geoquímicos del campo monogenético de la Sierra de Chichinautzin, orientada E-W y extensional N-S, que comprende al límite estructural sur del Valle de México. Consideran que la mayor parte de los derrames, tobas y estructuras volcánicas son basálticas que implican mezclas de magmas a partir del manto, que oscilan de traquibasaltos a traquiandesitas con alto contenido de MgO, derivado de una fusión parcial o de fuente peridotita heterogenia. La importancia del estudio radica que comprende el análisis de más 220 aparatos volcánicos con edades menores a los 38,590 años, dentro del mismo intervalo de tiempo histórico del campo Michoacán-Guanajuato y de la cuenca endorreica de Oriental de Puebla, Tlaxcala y Veracruz.

 En esencia, la mayor actividad de la FVTM para el Valle de México acontece hacia la parte Sur que implican a la Sierra del Ajusco-Chichinauhtzi, también hacia la Sierra Nevada del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, además de la Sierra de las Cruces y Nevado de Toluca, que se prolonga hasta los estados de Michoacán, Jalisco y Colima. Esta actividad se refleja en una aloctonía de más de 2 Km de salto, del bloque meridional sobre el septentrional, representado por los estados de Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Jalisco y Colima

Geología del Holoceno
Así llegamos geológicamente al Holoceno que es la última época del periodo Cuaternario de la Era Cenozoica y en la que se encuentra inmerso el planeta Tierra, durante los últimos 12,000 años hasta la actualidad. Este período abarca la mayor parte del desarrollo de la humanidad, desde el reciente Homo Sapiens de costumbres nómadas, que empiezan afectar en gran medida la biodiversidad, con la extinción de muchas especies de flora y fauna. El humano se convierte entonces en el principal depredador de las especies y dominante del planeta, con lamentables costos durante las guerras mundiales, como causante de muchos daños a las condiciones ambientales de las grandes ciudades.

El Holoceno de hecho, abarca todo el desarrollo de la humanidad para establecer los primeros grupos sociales y las civilizaciones, la escritura, los viajes de exploración y los grandes avances culturales, científicos e intelectuales. Consiste en un proceso contino y permanente de extinción de especies por acción del ser humano, catalogado como el proceso generacional más grave para los habitantes del planeta. Esto implica la degradación ambiental con abundantes desperdicios de basura nociva y la apremiante escasez del agua. El dilema, radica en que no se toman medidas de control para el desarrollo urbano y de medidas para las regiones sujetas a eventuales desastres naturales.

Se considera que el Holoceno representa una época de glaciación periódica, que implica la subida y bajada de los niveles marinos, con periodos de enfriamiento intenso y de elevada temperatura ambiental. Las placas tectónicas manifiestan sus efectos hacia los continentes con los intensos sismos y del vulcanismo, debido a la subducción marina y continental, como se ha expresado en los párrafos que anteceden, a partir de la fracción de los variados bloques paleozoicos de la Pangea, que dio origen al Mar de Tethys precursor de la Faja Volcánica Transmexicana.

Conclusiones
Como la FVTM representa el efecto causado por la apertura oceánica del Mid Atlantic Ridge, la posibilidad catastrófica es latente y continua hacia el territorio de México, sobre todo para la Ciudad de México. No existen medidas de prevención ni de riesgos, cuando observamos que ni siquiera salidas rápidas ni de reformas urbanas con autopistas pudieran ser proyectadas, para los estados de Morelos, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Colima, entre otros. Sin tratar de ser pesimista, no podemos dejar de pensar ni desconocer lo que pueda ocurrir en los próximos 100, 1000 y 10,000 años en la FVTM, con las eventualidades tectónicas que se plantean. Esto aplica, para considerar que la población conurbada de las principales zonas metropolitanas del Valle de Mexico, alcanzan ya más 22 millones de habitantes y de otra importante población de 30 millones en los estados aledaños y las móviles distribuidas en la Faja Volcánica Transmexicana. 

Esto es, que para los próximo 1,000 años, a lo largo de la FVTM habrá grandes cambios fisiográficos y morfológicos imprevisibles que modificaran el relieve topográfico, mediante movimientos sísmicos, volcánicos, lluvias huracanadas, deslizamientos, sequías, socavones, fallas, presas, urbanismo, guerras, carreteras, contaminación ambiental y excesiva basura que drena hacia los mares. Es indudable que el hombre aparece directamente vinculado con los efectos de dichos cambios, de pronóstico reservado para el Holoceno que habitamos. 

Por ejemplo, podemos reflexionar las condiciones que tenían las zonas urbanas de México, hace dos siglos (1825), entonces pobladas por 6 millones de habitantes, en un territorio con más 4,300,000 Km2. En la actualidad, la población de unos 130 millones, cubren un territorio menor de 2,000,000 Km2, donde circulan 42 millones de automotores, en medios urbanos saturados y colapsados. De ahí, que se desprenda la explosiva polución y cambios en periodos tan cortos, cuando lo que más apremia es la escasez del agua, como vital líquido de supervivencia en el Holoceno.

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